viernes, 10 de abril de 2015

¡AZKARRAK DE CAMPAMENTO VOLANTE!

Aprovechando el buen tiempo que nos iba a hacer en Semana Santa, la rama de pioneros nos aventuramos a un campamento volante por la Vía Verde del Ferrocarril Vasco-Navarro.

El jueves por la mañana partimos desde la estación de autobuses con muchos nervios (para muchos era su primer volante nada menos) rumbo a Antoñana, donde iniciamos nuestro periplo. Desde ahí realizamos la ascensión al Soila, en cuya cumbre disfrutamos de unas increibles vistas. Bajamos hacia el parque de Corres, lugar en el que decidimos almorzar y tomarnos un descanso al amparo de una agradable temperatura. Finalmente llegamos al pueblo donde teníamos previsto pasar la noche, a San Román de Campezo, el pueblo de Arrate (de hecho su familia fue tan amable de dejarnos el gallinero y unos colchones, donde dormimos genial!), allí recibimos la visita sorpresa de Mikel, con el que pasamos un rato muy agradable.

El viernes fuimos directos desde San Román hasta Santa Cruz de Campezo, donde tomamos hasta el final del volante la Vía del Vasco-Navarro (por lo que todo lo que nos quedaba era llanear). Aprovechamos para comer en la piscina fluvial de Fresnedo, y retomamos nuestro camino, donde, entre otras cosas, vimos una oveja que acaba de tener dos corderillos. Ese día dormimos en una espaciosa sala del bar de Zúñiga, que hasta disponía de calefacción, ¡puro lujo!

La última etapa que nos quedaba fue por tierras navarras, ya que desde Zúñiga fuimos hasta Murieta (pueblo que está a escasos 12 kilometros de Estella), pasando por Ancín y por Acedo. Allí pudimos disfrutar de los hermosos paisajes y construcciones que nos ofrece la Vía del Vasco-Navarro como el Puente de Arquijas (de 25 metros de alto) o el Viaducto de Acedo (de más de 1.400 metros de longitud). El premio final del volante fue el lugar que nos prestaron en Murieta para dormir, nada menos que el polideportivo municipal, que nos sirvió para demostrar que nos quedaban energías para largo jugando un partido de fútbol con el balón que un chico de la zona nos prestó.

Al volver a Vitoria (¡muchas gracias tanto a los aitas que vinieron a recogernos, como a los que se ofrecieron y no pudieron!) todos comentábamos lo cortos que se nos habían hecho los 43 km del volante, pero no hay de qué preocuparse, ya que nos espera otro para verano ;)

- Monitorado de azkarrak (Arrate, Goiko y Aitor).


Las magníficas vistas son la justa recompensa al esfuerzo de subir el Soila.

Selfie en el puente de Arquijas.

Alimentando a la manada.

¿Quién dijo claustrofobia?

¡Fin del trayecto!

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